La antropología antroposófica nos ofrece una imagen del ser humano ampliada, considerando la dimensión corporal, la dimensión anímica y espiritual en un proceso evolutivo diferenciado según las distintas etapas de la vida.
Esta imagen ampliada nos ofrece la posibilidad de ver el estado de salud del escolar no solo físico sino también en una perspectiva temporal y en su interacción con todas las circunstancias del escolar, familiares, medio ambientales y pedagógicas.

El dibujo de formas es un camino de ejercitación que conduce a un proceso de activación, desarrollando las fuerzas creativas latentes en toda persona.

El dibujo de formas apela a lo rítmico interior. Lleva a la armonía, a dar forma y a disolver, a lo estimulante y a lo calmante, a lo cósmico y a lo terrestre, vigorizando estas fuerzas armónicas del » Yo», entre las tendencias de la esclerotizantes del pensar, la contracción o desolación de lo anímico o la acefalía o apatía en el ámbito volitivo.

El medio artístico del dibujo de formas, es la línea, la línea como huella de un movimiento.

A través del trabajo terapéutico con el dibujo de formas conducimos al joven a un equilibrio respiratorio con alternancia entre el camino hacia su interior y una acción creativa. Desarrollando, mediante esta terapia artística un ritmo interior capaz de activar las fuerzas del Alma.

El principio de la ley de metamorfosis de las fuerzas de regeneración y crecimiento en fuerzas de pensar ofrece al maestro y al médico la posibilidad de actuar armónicamente para mantener en equilibrio el desarrollo corporal y las facultades de aprendizaje.

Las fuerzas con las que piensa el hombre son las fuerzas morfogenéticas y de crecimiento que en el curso de la vida se liberan de la actividad corporal para transformarse en fuerzas de pensar. La tarea común del maestro y del médico para con el niño escolar es aquella donde el médico con sus indicaciones facilita el proceso de aprendizaje, y el maestro con su quehacer pedagógico promueve o mejora la salud del escolar.

La educación somática acompaña el proceso vital humano, este proceso se realiza mediante la metamorfosis de las fuerzas de regeneración y crecimiento en fuerzas del pensar. La mente, el cuerpo y su sentir y la integración total de este proceso para apropiarse de sí mismo y acompañar el proceso de aprendizaje

La educación somática integra distintas prácticas corporales, se trabaja la relación entre el movimiento y el aprendizaje y cómo esto es significativo a nuestra mente, a nuestra respiración y a nuestro sistema nervioso central, fomentando en los niños el desarrollo de sus habilidades personales para que puedan ser más libres, adquiriendo un conocimiento somático propio que le permita tener autocontrol y responsabilidad sobre sí mismo.
El movimiento es el primer lenguaje del niño, es el ingrediente esencial en su desarrollo y en su capacidad de aprendizaje. El objetivo de estas prácticas de movimiento consiste en lograr una correcta apropiación del cuerpo, mediante el debido acoplamiento del proceso respiratorio con el neuro sensorio, estableciendo una correcta armonía y consonancia entre el cuerpo físico y el espíritu, misión de la educación Waldorf.